La vida de los Incas era de las más desarrolladas, aunque los pobladores no poseían tierras propias, podían trabajar de cualquier manera las que pertenecían a la conquista, todo dependiendo de las características y tributos que había que pagar a los capataces, al cosechar estos podían luego comercializar los productos, pero también cabe mencionar que los Incas no tenían método de escritura y se las arreglaban con un peculiar sistema de contabilización, este se denominaba el kipu y estaba hecho de hilos coloridos, cada hilo y color tenían un significado, el kipu podía establecer número, fechas o algún tipo de producto, sin lugar a dudas era una de las herramientas más eficientes para manejar la finanzas públicas.
Una de las fuentes de trabajo de los Incas eran la minas de sal, ellos la producían para parte del imperio, esta mina era algo inusual en esas regiones ya que dicha mina era un manantial de agua salada. Las aguas de este manantial se evaporan pasando por una serie de etapas que vienen a desencadenar como producto final la sal que era muy escasa en esos territorios montañosos, también otra forma de supervivencia de los Incas era la agricultura y esta originaba dificultad debido a los terrenos inclinados, los incas se veían en la obligación de construir laderas o terrazas en las faldas de las montañas a fin de aprovechar al máximo los terrenos escabrosos de la zona.
El imperio Inca y su conquista.Los Incas se consideraban valiosos por ser descendientes de Inti el dios sol, pero ochenta años después del reinado de Pachacuti se vio amenazado por la “evangelización española”, que era dirigida por el analfabeto y codicioso Francisco Pizarro, quien al llegar presencio el encuentro y ofreció como símbolo de paz las sagradas escrituras, un objeto inservible y desconocido por la tribu Inca. Debido a ese mal entendido, el líder español mando a capturar a Atahualpa emperador para ese entonces del pueblo Inca y posteriormente ordeno juicio y asesinato para él. Sin líder el pueblo Inca percibió el colapso y esclavización de su mundo a manos del verdugo español.
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