La mitología nos muestra un mundo de narraciones muy similares con base a la relación de historias que proceden de nuestros antepasados; historias que pueden ser tan iguales que pareciera que han sido causa de plagio, en esta serie de artículos hemos tocado muchas, entre ellas podríamos citar los diluvios que sucedieron, los libertadores del pueblo hebreo, la forma de extraer agua de las rocas entre otras, pero ahora tocaremos un nuevo tema y es la similitud que guardan los textos de Caín y Abel con Osiris y Seth, para ello habrá que conocer un poco más de su historia.
Osiris y Seth.
Según la mitología heliopolitana (Heliópolis), Geb (la tierra de Egipto) y su esposa y hermana Nut (el cielo), dan vida a dos varones, Osiris y Seth y a dos mujeres: Isis y Neftis. Osiris se casa con Isis, y Seth con Neftis. La leyenda da cuenta de los innumerables enfrentamientos entre Osiris y su hermano Seth. Gracias a un engaño, Seth logra asesinar a Osiris, lo descuartiza y oculta sus restos para evitar que encuentren su cuerpo, desperdigándolos por todo Egipto. Su mujer, Isis, enterada de lo sucedido, busca cada pedazo, día y noche, por todos los rincones de Egipto. Finalmente, Isis logra recuperar todos los restos de su difunto marido Osiris. Isis utilizó sus poderes mágicos para resucitar a su marido Osiris, que a partir de entonces se encargaría de gobernar en el país de los muertos, la Duat.
También, utilizando su magia, Isis pudo concebir un hijo del resucitado Osiris: a Horus. Al poco tiempo de nacer, Horus, hijo de Osiris, fue escondido por su madre Isis y lo dejó al cuidado de Tot, dios de la sabiduría, que lo instruyó y crio hasta convertirse en un excepcional guerrero. Al llegar a la mayoría de edad, ayudado por los Shemsu Hor luchó contra Seth para recuperar el trono de su padre, asesinado por aquél. Seth quedó como el dios del Alto Egipto y Horus del Bajo Egipto. Posteriormente Horus fue dios de todo Egipto, mientras que Seth era dios del desierto y de los pueblos extranjeros. Este mito representa la lucha entre la fertilidad del valle del Nilo (Osiris) y la aridez del desierto (Seth).
Caín y Abel.
El hombre conoció a Eva su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín. Entonces ella dijo: “¡He adquirido un varón de parte de Jehovah!”
Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín labrador de la tierra.
Aconteció después de un tiempo que Caín trajo, del fruto de la tierra, una ofrenda a Jehovah.
Abel también trajo una ofrenda de los primerizos de sus ovejas, lo mejor de ellas. Y Jehovah miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín ni su ofrenda. Por eso Caín se enfureció mucho, y decayó su semblante.
Entonces Jehovah dijo a Caín: —¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante?
Si haces lo bueno, ¿no serás enaltecido? Pero si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta y te seducirá; pero tú debes enseñorearte de él.
Caín habló con su hermano Abel. Y sucedió que estando juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.
Conociendo los dos textos, sin duda alguna notamos la similitud que existe entre ellos, las narraciones nos relatan la existencia de dos hermanos representando el bien y el mal y a la misma vez nos muestra la dura competencia que hay entre esas dos objeciones (el cielo y el infierno), pero podemos destacar algo muy importante que muchas veces la información que se nos da es cohibida y no nos permite esclarecer nuestra curiosidad, por citar una de estas es ¿Por qué no se habla del matrimonio que tubo Caín?, ¿con quién se casó?, ¿Eva tuvo más hijas?, ¿o acaso existían otras tribus para entonces?, sin embargo el texto de Seth especifica que contrajo matrimonio con su hermana Neftis (eso implica incesto), pero lo demandaba la multiplicación de la raza.
No hay duda de la igualdad de estas mitologías que nos llevan un poco a entender el conflicto sanguíneo familiar que heredamos de nuestros primeros padres.
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